Libera me
- Paz Leonora Parra
- 21 oct 2015
- 5 Min. de lectura
Han pasado algunos días desde la última función del Requiem y solo puedo decir que sigo agotada tanto fisica como emocionalmente, es extraño llegar al día en que se deben retomar todos los proyectos y trabajos y cotidianidades sin que el War Requiem esté involucrado en la agenda, y en mi caso particular el Coro Sinfónico, quienes me acogieron luego de cinco años de ausencia, como si nunca me hubiera ido, lo cierto es que creo que seguiré rondandolos en los proyectos que se vienen, aprovecharemos de cantar y cantar más. (Mención aparte lo de seguir intercambiando libros, transporte, remedios caseros, pelambres, ideas locas, musicales y amistad)
Bueno, así pasa con algunas obras, son sumamente intensas y esta que además implicó tanta producción y entretención y stress y que se mezcló con tantos acontecimientos personales, dejó mi sensibilidad a flor de piel, y creo que me costará recuperar mi centro. No recuerdo haber quedado tan abatida cuando he cantado sola, quizás porque al ser la responsabilidad más grande, no me puedo dejar llevar por todas las emociones que la música conlleva para no perder la concentración, aunque me da la impresión que debería cantar con más pasión y dejarme llevar mucho más y ver que pasa, siento que podría morir en el intento, pero en una de esas vale la pena, ya que estamos en esto. Quizás solo fue que esta obra esta cargada de miles de detalles y recuerdos para mi persona, recuerdos de esa joven que fui, y que entregaba todo con una inocencia feroz y sin cuidar su alma de ningún daño. No lo se, queda para mi reflexión y para la reflexión de los artistas, de los músicos, de las personas que hacen del día a día su pasión.
Estoy al debe en muchos detalles de la obra, lo se bien, y solo me queda este post, porque la próxima semana iremos para otra cosa, a otro lugar lejano y distinto en la música. Pero hoy quiero hablar un poco de los solistas y de la parte final. Como ya he mencionado, los solistas son tres, una soprano, un ténor y un barítono. Patricia Cifuentes, Leonardo Pohl y Ramiro Maturana respectivamente.
Patricia es maravillosa, todo el mundo lo sabe en Chile, es tan segura, tan eficiente, tan expresiva, una vez hace 8 años será, escuché decir esto "Con la Paty uno se va a la segura", y es cierto, pareciera que puede hacer cualquier cosa, que se le puede pedir cualquier obra, cualquier estilo, realmente es una soprano que artisticamente ha tenido una suerte tremenda, no la conozco en lo personal, pero la he visto cantar muchas veces, y ella transmite esa seguridad de que todo está bien, de que lo que está haciendo no implica ningún esfuerzo, y así fue en este Requiem, donde con su experiencia en ópera nos mostró como esta obra si podía ser cantada de esta manera.
Dejo su página personal para los que puedan estar interesados.
http://www.patriciacifuentes.cl/es/

Leonardo Pohl es un ténor que pertenece a la camera vocal, la verdad que no puedo hablar mucho de su carrera, si bien lo vengo visualizando hace años, pero esta vez fuimos testigos de como se fue apoderando de los poemas de Owen a medida que avanzaban los ensayos y conciertos, con soltura y belleza, dio vida a la atrocidad y el desconcierto de estos poemas y también a la reconciliación. Escuché comentarios de que este era el papel que estaba esperando su carrera, y también lo vi alentar a los coristas a que leyeran la traducción de los poemas, así como yo ando alentando gente a que lea mi blog.
Ramiro Maturana tiene solo 25 años y pertenece a la camerata también, y canta hermoso, pensar que le quedan un montón de años de madurez vocal, es de esas voces imparables que harán grandes cosas, además se ve que es serio y trabajador, solo le puedo desear suerte, quería hacerle preguntas sobre su experiencia, pero la última semana solo alcancé a tomarme una foto con él.

La última parte del War Requiem parte con el Libera me muy piano, para ir sumando voces, instrumentos y fuerza para repetir el Dies Irae, fue muy dificil de cantar detrás de las cortinas, yo diría que no siempre salió perfecto, obviamente no veíamos la escena, pero por lo que se el equilibrio resultaba bueno y gustó a la mayoría, no a todos, lo se bien.
Luego viene el último poema cantado por los solistas, donde los dos soldados se encuentran camino al cielo, escapando de la guerra, de la vida que se les arrebata en este lugar donde descansaran para siempre.
Tenor
Me pareció escapar de la batalla por un profundo y oscuro túnel antaño esculpido de granito, modelado por titánicas guerras. Allí gemían los durmientes, estorbándose unos a otros, demasiado inmersos en sus pensamientos de muerte como para ser despertados. Entonces, al remecerlos, uno se incorporó y me clavó su mirada. Reconocí el dolor en sus ojos. Alzó sus angustiadas manos como para bendecirme. Y los cañones enmudecieron y las bengalas silenciaron sus quejidos. "Extraño amigo", le dije, "aquí no hay motivos para sollozos" BARÍTONO "Ninguno", dijo el otro, "salvo los años perdidos, la desesperación. Tus ilusiones fueron también parte de mi vida. Yo abracé libremente las salvajes bellezas de este mundo. Por mi dicha muchos han reído y de mi aflicción algo ha perdurado, algo que debe ahora morir. Me refiero a la verdad no dicha. El sufrimiento de la guerra. El sufrimiento refinado de la guerra. Ahora los hombres irán satisfechos con nuestros despojos o, descontentos, con sangre hirviente a ser derramada. Serán ágiles con la agilidad de un tigre. Ninguno de ellos romperá filas, aunque las naciones los aparten del progreso. Se aislarán en vano de este mundo en decadencia perdiéndose en desprotegidas ciudades. Entonces, cuando torrentes de sangre empantanen las ruedas de sus carruajes, iré hacia ellos y los lavaré con agua de pozos cristalinos. Buscaré para ellos una verdad que nadie pueda hundir en el fango. Yo soy el enemigo que tu mataste, mi amigo. Te reconocí en la oscuridad. Tu mirada es igual a la de ayer, cuando tus ojos me atravesaron con su estocada y yo quise defenderme... pero mis manos estaban renuentes y frías". Durmamos juntos ahora...

Dejo la siguiente critica que me parece muy acertada, y sobretodo me ha gustado lo que dice del coro final, el In Paradisum, donde Mathiu Guilhaumon supo ponernos a todos los participantes de este montaje en esa hermandad artística y universal que efectivamente Britten quiso transmitir en esta última parte, donde deja su mensaje de paz. Realmente eso es la música, una hermanda universal que conduce a la paz y así debe ser el cielo, probablemente lleno de música.
http://www.beethovenfm.cl/hermandad-artistica-hermandad-universal/
PD: Me robé un par de fotos, si me dicen algo las saco.

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