Ravel, paseando a la hora de almuerzo.
- Paz Leonora Parra
- 29 oct 2015
- 4 Min. de lectura
Aprovechando que la orquesta Sinfónica y el ballet nacional hicieron un flashmob en Plaza Italia utilizando el bolero de Ravel, y que yo andaba buscando excusas para no trabajar, esa es la verdad, voy a hablar sobre el bolero y una anécdota muy vieja pero graciosa que ocurrió durante la interpretación de esta maravillosa y genial obra.
Que elija el bolero no tiene nada que ver con que no quiero hablar sobre lo que tengo que cantar la próxima semana, porque quizás si no hablo de eso es como que no existe, o puedo realmente sentir que me puedo transformar en quien me tengo que transformar o porque quizás si no hablo de eso el tiempo pasará más lento y el día llegará después. Por su puesto que no tiene nada que ver con eso.
Pero, no nos desviemos del tema, Maurice Ravel (1875-1937) es uno de los compositores franceses más importantes de principios del siglo XX. Fue un compositor realmente audaz, que jugaba con la música de manera ingeniosa logrando estas pequeñas joyas, que si se fijan son fáciles de oír, como si fuera una música mucho más simple, pero con el detalle y la perfección y la profundidad que un gran compositor puede lograr.
Vuelvo a dejar aquí el video donde Simon Rattle explica la música del siglo XX, más o menos en el minuto 13:00 habla de Ravel y del ballet Daphnis et Chloè.
Además dejo un video con un documental sobre el Bolero (en inglés eso si).
No es una obra coral, pero en el teatro de la Chile suelen programarla junto con una obra cortita de Ravel, Daphnis et Chloè, suite Nº2, que es originalmente un ballet, pero esta suite es para coro y orquesta.
En general, si el coro tiene que cantar solamente en una parte del concierto, hay varias opciones: Que el director haga que el coro escuche todo el concierto sentado o parado en las tarimas, para que cante tres minutos al final o 15 minutos como en la novena sinfonía de Beethoven. Si se tiene la suerte de estar justo cantando la Sinfonía número 3 de Mahler, donde el coro femenino canta solo 5 minutos a la mitad, puede ocurrir que el director tenga la idea de dejar al coro en el escenario, para cantar y luego seguir en el escenario hasta el final. Esto coincidió con la única vez que recuerdo casi haberme desmayado porque como agregado especial, habían largos discursos de autoridades al principio.
También puede ocurrir, si el director es relativamente consciente y no le importa la interrupción de la entrada de un coro de cien personas, que el coro aparezca justo antes de cantar, o en el intermedio si es que hay, o justo un movimiento antes, o algo por el estilo.
Pues una vez nos tocó entrar antes del Bolero de Ravel, durante el intermedio, por esos días cantaba al lado de Marcela, una alegre compañera soprano, quien nos suele regalar chistosos momentos en giras y ensayos, junto a quien no pude cantar nunca más por peligrar salir atorada con el ataque de risa. Se que no es tan chistoso lo que ocurrió, pero a veces uno se ríe de cosas que no lo son tanto para el común de los normales.
En un coro, como en todo grupo de personas, la información hay que decirla muchas veces, muchas, muchas veces, y cuando uno termine de decir la información, alguien levantará la mano y preguntará exactamente lo que uno acaba de decir. Entonces ese día dijeron varias veces que cuando la orquesta saludara para empezar a tocar el bolero el coro no se parara a saludar. Y ocurrió lo evidente, se pararon dos o tres personas y saludaron solos. Y nosotras en la última fila con Marcela, hicimos contacto visual y empezamos a reír, escuche el bolero entero e imagine aguantarse la risa con el piano inicial y todo el crescendo de 15 minutos. Es una excelente manera de comprender la dinámica de una obra y en particular está que consiste en un gran crescendo.
Dejo la versión de la filarmónica de Viena dirigida por Gustavo Dudamel.
El flashmob de ayer, fue bonito claro está, me encanta como bailan tan alegres y la orquesta tocó bien, aunque me lo imaginaba más así como algo que ocurre con personas que no se nota que van a hacer un flashmob. Pero aquí yo sabía, obvio, me avisaron, pero además la orquesta estaba en posición; ya bueno es entendible, pero algunos bailarines se movían de antemano, como marcando los movimientos que harían después, supongo que si alguien pasaba por ahí y de sorpresa se topó con una orquesta en plena Plaza Italia le puede haber roto un poco la magia, tampoco es que ahora me las quiera dar de crítica ni mucho menos, y menos para ponerme tan exigente con una actividad lúdica de inicio de semana. Y sobretodo agradezco a Rita que me avisó amablemente para que yo fuera. Me encanta que me avisen de cosas, y si puedo ir, o de verdad quiero dejar de hacer lo que estoy haciendo ahí estaré.
Yo quiero hacer un flashmob en un patio de comidas, súper poco original, si sé, pero no importa ¿Quién me acompaña? Vamos a ver como anda el poder de convocatoria, y si resulta les cuento.
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