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V'adoro pupille en Trujillo

  • Paz
  • 17 nov 2015
  • 4 Min. de lectura

Muchísimos dirán que estoy equivocada, pero en mi opinión cada cantante, profesional o no, puede cantar cualquier cosa. Otra historia será que lo cante bien, que al público le guste, que se sienta cómodo cantando, que lo elijan en un teatro, que lo aplaudan, que gane un concurso, que gane una audición, etc. Pero cada cual puede hacer básicamente lo que quiera con su voz y sus gustos musicales.


V’adoro pupille es un aria de la ópera Giulio Cesare de Haendel, interpretada por el personaje de Cleopatra, quien disfrazada de una criada, canta esta aria y conquista nada más y nada menos que al mismísimo Julio Cesar ¿Se pueden imaginar un aria que represente un momento histórico más sensual? si, yo puedo imaginarme varias del mismo nivel, pero estamos hablando de Cleopatra. Es realmente un símbolo de feminismo, feminidad, inteligencia, carisma y sensualidad.


Yo no conocía esta aria, sabía de la opera, había cantado el Piangero, de la misma ópera, y al tener que elegir mi repertorio para el concurso internacional de canto lírico de Trujillo quería de todas maneras llevar un aria de ópera para el aria libre. Como soprano relativamente especialista en música antigua y oratorio, la lógico habría sido llevar un Rejoice del Mesías de Haendel o un aria de soprano de La Creación de Haydn. He cometido muchos errores en esto de cantar, y aquí va uno más del cual tengo que aprender. Siempre llevar un aria que ya haya cantado y cantado y vuelto a cantar y que todo el mundo haya dicho que es el aria perfecta para mi. No que me sale linda, no, perfecta. Y retomando el primer párrafo, que no solo sea un aria que yo quiero cantar, esas quedan para mi, o para las cantantes famosas que pueden cantar lo que quieran en público porque las van a escuchar a ellas no lo que están cantando, yo por mientras en público canto lo que está probado y ultra comprobado que me queda bien y que le gusta a todos.


Con todo eso, mi Cleopatra me alcanzó para feminismo y feminidad no más, pero me enfoqué en la belleza del aria y en disfrutar el hecho de pararme en un escenario nuevo y cantarla para el goce de otros y el mío propio. Me enfoqué en el personaje, en ser una reina desde el momento que tomé el avión, no se si me resultó, porque eso de ser la reina no se me da mucho, pero me lo creía. Hasta encontré a mi propio Julio Cesar en el público, un cantante Colombiano que se llama Cesar y recibió con gusto la declaración de Cleopatra. Me olvidé de muchísimos aspectos técnicos, que espero de verdad corregir, y en los cuales estoy trabajando arduamente. Creo que el canto tiene ese lado amargo en que el inconsciente se encarga de tomar los comentarios o las opiniones de la peor manera para no dejarte hacer tu trabajo como cantante, y creo también que eso es en lo que yo debo trabajar, vamos por lo positivo, vamos por lo bueno de esto, vamos por hacer cosas, y hacerlas bien. El público chileno se merece que sus artistas quieran hacer las cosas bien y no que solo se quieran ir a otro país para tener trabajo. A su vez los artistas chilenos se merecen tener más trabajo, pero esa discusión vendrá otro día.


La experiencia del concurso en si fue genial, mi compañera de pieza, Zulema, resultó ser un descubrimiento lleno de ideas positivas sobre el canto y con una voz bella de mezzo contralto.


Aprendí mucho de mis compañeros (éramos 47). Conocí gente hermosa, todos con muchos sueños de triunfar en la música, nerviosos, talentosos, trabajadores, salvo un par de especímenes que dejaban un poco que desear al no ser bien educados, que no diré de donde eran por respeto a sus compatriotas, excepciones hay en todos lados. Los miembros del jurado, unos más severos que otros, con muchas ganas de enseñar, a todos, incluso a aquellos que quizás no tienen tantas expectativas o que probablemente no se desenvolverán en la ópera propiamente tal.


Por último dejo varias versiones de V’adoro pupille, para que elijan la que les gusta más. Un detalle de las arias barrocas en el que hay que fijarse es la repetición de la primera parte, donde el cantante utilizando su creatividad y el estilo realiza variaciones.

Primero tenemos a Renée Fleming, ella es una reina hermosa, tiene una técnica espectacular. Quizás el aria le queda chica, no se, a mi me gusta. Y este video en particular tiene unas pinturas y esculturas hermosas con escenas románticas. (El beso de franceso Hayez y

Ahora Sumi Jo, maestra de las coloraturas, voz pequeña, pero manejada a la perfección.

Natalie Dessay, en quien me basé para hacer mis adornos.

Cecilia Bartoli, genial ella, puede hacer lo que quiera.

Y así se pueden entrener para siempre buscando diversas versiones de la misma aria.

 
 
 

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